Sí, tener manías es algo natural. Lo malo viene cuando su disfrute supone torturar a los que te rodean: escuchar música a todo volumen, crujirte los nudillos, hurgarte en la nariz... Y claro, ¿quién tiene preferencia? ¿Tu derecho a ser maniático o el suyo a no ser molestados? ¡Y cuidado, que aquí nadie está a salvo! Hay manías de todo tipo: manías de madres, de compañeros de piso, de yayos...
¡Ven al Café Teatro Llantiol y reivindica tus manías! Ramón LSD hablará de las suyas, de las tuyas y nos reiremos de todas!