Hacia Regolit indaga en nuestras relaciones con el hogar, con los objetos que nos acompañan y que creemos que nos identifican; habla de la acumulación, de la saturación de conocimientos, trabajos, películas y series, conceptos e idiomas que tuvimos que asumir como propios para ser la generación más preparada y exitosa.
De la necesidad de volver al neutro, a los muebles y paredes sin decorar, a los espacios vacíos donde discutirse y pensarse sin condicionantes, a la sensación de aburrirse, de dedicarse por un momento a coger distancia, mirarnos desde arriba como si viviéramos en nuestras lámparas regolit y entonces tomar una decisión. Habla de decisiones, individuales y grupales, de cómo nuestro conformismo o supervivencia nos anestesió y nos dejó incapacitados, faltos de un motor para iniciar una revolución. Habla de las revoluciones y de sus diferentes formas, de los cambios que se inician desde uno mismo y pero también de animar inconscientemente al otro al cambio.